Alrededor de 3.500 años antes de Cristo aparecen en los Vedas, libro sagrado de la India, las primeras referencias al dios Mitra. Se le nombra como dios unido a Varuna. Ambos formaban una dualidad inseparable; Mitra era el dios del amanecer, de la luz y del sol; Varuna es el dios del crepúsculo y de la noche. Ambos, luz y oscuridad se encargaban del buen funcionamiento de la bóveda celestial.
Por influencia de los arios hindúes que se trasladaron hacia el actual Irán y Turquía, ya en el año 1.400 antes de Cristo, se le nombra como dios garante de un tratado entre los Hititas y el Reino de Mitanni, situado en el actual Kurdistán, a caballo entre Turquía e Irak.
Alrededor del año 1.000 antes de Cristo, nace en Bakctriana, ciudad de Persia— actual Irán— un hombre llamado Zaratustra.
Este hombre es considerado por muchos historiadores como el primer ser humano que cambió verdaderamente la Historia y la concepción del mundo y de la persona.
Zaratustra recibió una “Revelación”, proclamando al verdadero dios, creador del Universo, al que llamó Ahura Mazda que significa “Señor Sabio”. En oposición a él, estaba Angra Mainyu que significa “ Demonio de la Mentira”. Ni qué decir tiene que ambos personificaban el Bien y el Mal. Ambos luchaban por imponerse sobre la Creación y sobre los hombres.
El Mandeísmo, nombre dado a esta revelación, fue la primera gran religión que tuvo un libro sagrado, el Avesta, que significa “La Palabra”, y su antigüedad es mayor que la Biblia, la cual tomó de este libro algunos de sus pasajes más conocidos.
Historiadores y filósofos confirman que el Mazdeísmo fue el precursor de las grandes religiones monoteístas basadas en libros sagrados, como el Judaísmo, el Cristianismo y el Islamismo, las cuales beben en sus fuentes originales, los dogmas y enseñanzas de Zaratustra.
Desgraciadamente, sólo se conserva un tercio del libro original escrito por Zaratustra al dictado de Ahura Mazda, según le iba siendo revelado. Lo más extraordinario, es que Zaratustra tuvo doce discípulos, la tradición persa le otorga la autoría de cientos de milagros y curaciones, incluso la resurrección de varios cadáveres.
En la religión mazdeísta ya se habla de un diluvio universal, de un arca en la que se salvaron una pareja de animales de cada especie y una familia. Se entroniza una Santísima Trinidad compuesta por los dioses Ahura Mazda, Mitra y la diosa Anahita, esposa de Ahura Mazda y madre de Mitra.
El Mazdeísmo habla de la primera pareja humana, de Paraíso, del Cielo y del Infierno, del juicio tras la muerte, de la resurrección de los muertos y del juicio final, tras la victoria sobre Angra Mainyu, ayudado por sus demonios, mientras Ahura Mazda y Mitra serán ayudados por los ángeles y arcángeles.
También anuncia el Avesta, la aparición en La Tierra de un Salvador, un Redentor de la Humanidad, que vendrá a enseñar a los hombres su misión en la vida y a vencer al mal.
Este redentor es Mitra, hijo de Ahura Mazda. Según el Avesta, Mitra nació en una gruta el día 25 de diciembre. Una luz resplandeciente situada sobre la gruta despertó a unos pastores que fueron a adorarle. Unos magos, enterados por las estrellas de su nacimiento, fueron a obsequiarle ofrendas. En la gruta, un buey y una mula ayudaban a calentar al niño dios. Los mazdeístas creían que Zaratustra era una encarnación del dios Mitra, que había venido a la Tierra para salvar a la Humanidad.
Mitra, tras su nacimiento, ayunó en el desierto durante cuarenta días y sufrió una “pasión” que se celebraba en la semana del 23 de marzo, con la llegada de la Primavera. Curiosamente es la fecha aproximada en que se celebra la Pasión de Jesucristo.
Durante dicha pasión, Mitra se veía obligado a matar a un toro, de cuya sangre brotaba toda la Creación.
Plutarco, habla de los misterios de Mitra en el año 87 antes de Cristo, ya que esta religión, la Mitraica, se extendió por todo el Imperio Romano llevada por las legiones que la adoptaron en masa cuando llegaron a Asia Menor. Incluso el emperador Trajano la protegió y declaró el domingo día del sol dedicado a Mitra como día festivo en todo el imperio, más tarde lo adoptó también el cristianismo como día del Señor.
La religión Mitraica tenía en su liturgia el bautismo con agua para ingresar en la misma y la confirmación posterior. En la entrada de los mitreos o templos, estaba situada una pila con agua bendecida por los sacerdotes en la cual se mojaba la mano y luego la frente para entrar purificados. Se realizaba una ceremonia o ágape, en el cual se bendecían el pan y el vino o agua, y se repartía entre los asistentes como si fuera la carne y sangre de Mitra de forma simbólica. Se cantaban himnos en honor a Mitra.
El clero estaba estructurado entre Padres, o sacerdotes comunes, Amtistides u obispos y Pontífices. Sobre todos ellos gobernaba el Padre de los Padres, título equivalente al de Papa.
Las fechas más señaladas en el calendario sagrado de Mitra eran: el 25 de diciembre, día del nacimiento del dios; el 6 de enero, día de la adoración de los magos; el 24 de marzo, semana de pasión de Mitra; el 6 de mayo, revelación del Avesta a Zaratustra; el 16 de mayo, comienzo del ayuno de Mitra en el desierto; el 24 de junio, Mitra asciende a los cielos y es proclamado segunda persona de la trinidad; el 16 de agosto, Mitra es nombrado por Ahura Mazda intermediario entre él y los hombres y se le otorga todo el poder sobre la Tierra y sus moradores.
La religión de Mitra era una religión mistérica, es decir, que guardaba algunas ceremonias en secreto sólo para unos pocos iniciados. Los creyentes en Mitra no eran admitidos de inmediato a todos los secretos de la liturgia ni se le explicaban todas las doctrinas y dogmas. Existían una serie de grados, a través de los cuales iban ascendiendo los fieles según su preparación y la piedad de su vida demostrada ante los sacerdotes y compañeros de culto.
La religión de Mitra se extendió por todo el Imperio Romano. El Cristianismo y el Mitraismo convivieron hasta la llegada al poder de Constantino el Grande, el cual, creyente de Mitra, no dudó en aprovechar la ocasión para fusionar ambas doctrinas. El Cristianismo adoptó la estructura del clero mitraico; ya que la Iglesia Primitiva Cristiana no tenía sacerdotes, todos los creyentes eran iguales ante Dios y todos podían tomar la palabra y dirigir las asambleas en donde se recordaban las palabras de Jesús y sólo existían unos encargados de moderar y poner orden entre los asistentes. Luego se nombraron personas entre los más ancianos y respetados, para que administraran los bienes de la congregación y repartieran entre los más pobres las dádivas de los más favorecidos, pero en las primeras iglesias cristianas no existía el clero como tal.
Constantino convocó el Concilio de Nicea en el siglo IV, y lo presidió aunque no era cristiano. Los obispos o encargados de las iglesias de aquella época, se dejaron embaucar con los regalos y donaciones imperiales, así como con las promesas de nombramientos oficiales, que les equiparaban a los magistrados del imperio.
De aquél concilio presidido por un no cristiano, el emperador Constantino, nació el Cristianismo tal y como lo conocemos hoy, con Jesús convertido en Dios, segunda persona de la Santísima Trinidad y Redentor de los hombres, la estructura clerical y la mayoría de los dogmas y creencias cristianas.
A partir de ese momento, el Mitraismo fue perseguido a muerte, sus libros quemados, sus templos derribados, y en pocos años, proscrito por edicto imperial de Teodosio. No es extraño que hoy sea difícil encontrar un libro sobre esta religión que tanto ha “ aportado” a nuestra cultura y nuestra forma de vivir.
No existe ningún original de los Evangelios cristianos canónicos anterior al siglo V. Todos los Evangelios fueron reescritos, interpolados, modificados y adaptados a las nuevas normas eclesiales copiadas del mitraismo. Los Evangelios originales escritos en el siglo I y II, desaparecieron tras la persecución implacable de la jerarquía imperial y eclesiástica. La figura de Jesús fue retocada para hacerla más parecida a Mitra, Dionisos, Adonis, Osiris, Krisna y otros dioses “redentores” de la Humanidad. Todos ellos murieron y resucitaron, algunos de ellos nacieron de una virgen. Adonis por ejemplo resucitaba en Primavera; Krisna estuvo muerto tres días. En Egipto se realizaba desde tiempo inmemorial una ceremonia de iniciación, mediante la cual el neófito era atado a una cruz tumbada horizontalmente y depositado en lo más profundo del templo en donde permanecía sin luz, agua ni comida, durante tres días. Al término de su “muerte”, el neófito era sacado a la luz y proclamado nacido de nuevo.
El Cristianismo “adoptó” las fechas más importantes del mitraismo como suyas, para aprovechar la inercia y la fe de las masas que ya estaban acostumbradas a celebrarlas desde siglos.
Sólo se limitaron a cambiar el nombre del dios a honrar.
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